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Procesionaria del Pino

PROCESIONARIA DEL PINO, MEDIDAS DE CONTROL

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de lepidóptero que afecta a diferentes especies de pinos.

Durante el verano se produce la aparición de los adultos que realizan la fecundación. Para ello, la hembra emite su correspondiente feromona.

El mismo día de la fecundación se realiza la puesta en dos acículas con una disposición helicoidal de los huevos. Tras un mes de la puesta se produce la eclosión de los mismos apareciendo las larvas que inician su alimentación de brotes del pino. Entre 8-12 días se produce la primera muda pasando a L2 que dura entre 12 y 18 días. Con otra muda posterior se genera la L3 que presenta pelos urticantes, en ella se produce también el asentamiento en colonias de las larvas que tornan su comportamiento hacia un estilo gregario.

Medidas de control:

La estrategia adecuada consistiría en interceptar los primeros estados larvarios con un IGR (regulador de crecimiento) como Dimilin (Diflubenzurón), por su eficacia en este momento (ovicida y larvicida) y su poco impacto ambiental, baja toxicidad y rápida degradación en suelo.

Un producto interesante también es Bacillus thuringiensis. var Kurstakii.

También puede promoverse la colocación de trampas cebadas con feromonas para monitorizar el vuelo de adultos en el momento de la fecundación.

Si se nos pasara el tratamiento con IGR antes del estado L3, la aparición de los bolsones de las colonias dificultaría el tratamiento, que se debería orientar con productos de otra naturaleza como las alfacipermetrinas.

La destrucción de colonias de enterramiento para crisalidación en febrero disminuiría las poblaciones futuras en caso de que se detectaran colonias en una zona.

Fuente: Pedro Torrent Chocarro. Técnico Conservación Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla.

Fotos: Junta de Castilla y León.

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Heterodera-Globodera. Nematodos que forman quistes

HETERODERA-GLOBODERA. NEMATODOS QUE FORMAN QUISTES

Los quistes son estructuras producidos por el cuerpo de la hembra al morirse y endurecerse su cutícula, su interior está repleto de huevos. Esta estructura ayuda a la dispersión de estos nematodos en forma de huevo y les protege frente a depredadores y patógenos. Los exudados radiculares de las plantas hospedadoras estimulan la eclosión de los huevos desde los quistes. Los huevos dentro de los quistes sin la presencia de sus plantas huéspedes pueden sobrevivir hasta 20 años, con diversas tasas de supervivencia dependiendo de la especie. Los juveniles de segundo estadio migran en el suelo hasta las raíces donde generan sitios de alimentación (sincitio).  Los juveniles pasan por diversos estadios (similar a Meloidogyne) hasta llegar a adultos.

Heterodera Schachtii: Se encuentra presente en la mayoría de zonas productoras de remolacha. Esta especie provoca pérdidas de producción importantes (300 J2s/100 cm3 > 50% pérdidas).

Complejo Globodera en patata: En zonas de climas de veranos secos con altas temperaturas los daños son menores por la reducción de la supervivencia de los huevos cuando no está presente su huésped. Existen variedades de patatas resistentes a algunos patotipos de G. rostochiensis.  En España se han encontrado infestaciones severas por G. pallida y G. rostochiensis en Canarias, Castilla y León, Galicia, La Rioja, vegas de Motril-Salobreña. Es difícil diferenciar estas especies entre sí, aunque existen algunas características que nos podrían ayudar: color quistes, longitud estilete, forma nódulos, forma de la cola, etc.

Fuente: Juan Emilio Palomares Rius. Doctor Ingeniero Agrónomo. Instituto de Agricultura Sostenible CSIC.

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Heliotis en Algodón

HELIOTIS (Helicoverpa armígera), EN EL ALGODÓN

Este lepidóptero es la principal plaga del algodonero y su incidencia puede ser limitante para la producción. Aunque presenta preferencia por este cultivo, también afecta a la vegetación espontánea y a otros cultivos de la zona: tomate de industria, maíz, girasol, garbanzo, … Las larvas presentan varias filas de tubérculos oscuros y una coloración muy variable, con tonos verdes, pardos y oscuros y a partir de la 2ª edad le aparecen bandas longitudinales de distintos tonos. Su tamaño alcanza los 3 cm y finalmente crisalidan enterradas en el suelo.

En la zona algodonera inverna enterrada en forma de crisálida en diapausa. Los adultos emergen hacia la segunda quincena de abril afectando una primera generación a la vegetación espontánea y a cultivos como el garbanzo o el tomate de industria. En el algodón aparece posteriormente, a principios de junio, en función de la fenología, conforme surgen los primeros botones florales y en este cultivo se producen 3 generaciones, cada una de las cuales dura alrededor de un mes. El periodo crítico abarca pues desde unos días antes de la aparición del primer botón hasta la apertura de cápsulas.

Los huevos son depositados preferentemente en el haz de las hojitas tiernas, aunque también se encuentran en otros órganos. La larva neonata se alimenta fundamentalmente de botones los cuales amarillean, se abren sus brácteas y se caen. Las larvas mayores atacan a cápsulas, en las que se aprecia un orificio por el que se introducen, a menudo parcialmente. Estas cápsulas no llegan a abrirse.

Medidas de prevención: Realizar la siembra en fechas similares al entorno y evitar el excesivo desarrollo vegetativo manejando adecuadamente tanto el riego como el abonado.

Medios biológicos: Respetar y fomentar las poblaciones naturales de Orius spp. y otros auxiliares como Chrysoperla carnea, Nabis spp… Para ello es conveniente que existan poblaciones soportables de otras plagas de anterior aparición, como araña roja, trips, pulgones, … Así como no emplear en la fase inicial del cultivo sustancias activas que perjudiquen a los insectos auxiliares.

Fuente: Guía GIP Algodón. MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACION Y MEDIO AMBIENTE

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Mosca de la Fruta Oriental

MOSCA DE LA FRUTA ORIENTAL, AMENAZA PARA LOS FRUTALES

Bactrocera dorsalis es una mosca de la fruta que se encuentra ampliamente distribuida en el sudeste asiático de donde es originaria. Desde allí se ha expandido a diversas islas del norte de Oceanía y al Sur de la península arábiga. Además de Hawai, se ha detectado su presencia en California y en Florida. Ha sido citada en más de 150 tipos de frutos y especies vegetales. Entre sus huéspedes se encuentran cultivos comunes en España como son los cítricos, tomates, piñas, peras, manzanas, higos o ciruelos. En España no está presente.

El color del adulto es muy variable. El tórax suele ser de coloración oscura con dos bandas amarillas bien marcadas, el escutelo es de color amarillo y además posee 4 áreas amarillas en la parte dorsal. El abdomen tiene una marca oscura en forma de “T” rodeada de una coloración marrón más claro.

Las hembras depositan sus huevos bajo la piel de los frutos. Tras su eclosión las larvas se alimentan del fruto durante 9-35 días en función de la temperatura. Tras alcanzar su último estadio larvario, saltan al suelo donde realizan la pupación que oscila entre 1 y 2 semanas. Las hembras son capaces de poner 3.000 huevos a lo largo de su vida.

El daño se origina en el fruto a partir de la puesta y el consiguiente desarrollo larvario. En lugares donde se ha introducido, como es el caso de Hawai ha resultado ser más dañina que la mosca del mediterráneo. Los frutos atacados presentan signos de picaduras de puesta, y en el caso de frutos con alto contenido en azúcares, como el melocotón, alrededor del sitio de puesta se produce una exudación de azúcares líquidos que generalmente solidifican.

Bactrocera dorsalis puede monitorearse mediante trampas cebadas con atrayente de machos. El metil eugenol es capaz de atraer machos de distancias superiores a 1 kilómetro. La mayor parte de métodos de control recomendados para el control de la mosca del mediterráneo, C. capitata, funcionan también contra B. dorsalis. En Japón tras 18 años de lucha contra este fitófago consiguieron erradicarlo, mediante la aplicación conjunta de cebos insecticidas y la liberación de machos estériles (TIE). En Hawai, se consiguió reducir su incidencia con el uso de insecticidas aplicados en cebo (principalmente spinosad), y la introducción de parasitoides exóticos.

Fuente: EPPO, USDA, University of Idaho e IVIA

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Chinche Verde

EL CHINCHE VERDE

El adulto tiene una longitud media de 6 a 7 mm, con el cuerpo delgado, alargado y de lados paralelos. La coloración es predominantemente verde con variaciones que van del amarillo al pardo. Las ninfas son de color verde homogéneo.

Los daños son producidos tanto por las ninfas como por los adultos cuando pican la base de los meristemos y pedúnculos florales para alimentarse. Como consecuencia de esta picadura el órgano atacado puede caer, apareciendo en la zona donde se ha realizado el corte una gotita de savia característica que sirve para diferenciarla de la caída fisiológica. La época de mayor sensibilidad en el caso de los cítricos es desde el estado fenológico de botón verde hasta el de botón blanco de la flor (entre febrero y abril). En ocasiones, se alimentan de las hojas tiernas, que como consecuencia de las picaduras aparecen deformadas y necrosadas.

Los síntomas descritos pueden confundirse con la caída fisiológica de hojas y flores cuándo se dan altas temperaturas, bajas humedades relativas y/o estrés hídrico en el suelo. Los brotes y hojas necrosadas también pueden ser confundidos con los daños producidos por heladas, por lo que conviene estar seguro de la presencia del fitófago antes de realizar tratamientos. La hembra pone los huevos sobre la madera de los árboles o también en las plantas adventicias cercanas al cultivo. Las ninfas pasan por cinco estadios antes de llegar al estado adulto. Se trata de una plaga acíclica que aparece en el cultivo de forma errática. Por lo general se considera que completa una generación al año y pasa el invierno en estado de huevo. Con la llegada de la primavera, los huevos eclosionan y las ninfas se desplazan en busca de alimento, preferiblemente, brotes tiernos, yemas o plantas herbáceas cercanas. Se trata de una especie polífaga y la podemos encontrar en plantas tan comunes como ortigas, parietaria o malvas además de diversos frutales.

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Verticilosis en el Algodón

VERTICILOSIS EN EL ALGODÓN

La verticilosis del algodonero es una enfermedad ocasionada por el hongo Verticillium dahliae, el cual puede atacar a numerosas plantas entre las que destacan las hortícolas (tomate, berenjena, sandía, patata, etc) y el olivo. Se puede encontrar en el suelo en forma de micelio y conidias (de persistencia breve), o en forma de microesclerocios (muy persistente de 12 a 14 años). Los microesclerocios se encuentran principalmente en la capa arable, aunque también se han visto a un metro de profundidad.

El óptimo de temperatura para el desarrollo de la enfermedad es de 22-25ºC, las temperaturas nocturnas bajas disparan la enfermedad siempre que las máximas del día no superen los 30ºC. Los microesclerocios germinan y penetran en los tejidos de la planta alcanzando los vasos, sin causar daños aparentes en las raíces. Al morir la planta se producirán nuevos microesclerocios que sólo podrán causar enfermedad en las campañas siguientes.

Los síntomas foliares típicos consisten en marchitez, clorosis marginales o interneviales, y necrosis. Comienzan en las hojas inferiores y progresan hacia arriba. En caso de ataques severos, la defoliación de la planta puede ser casi completa. En las plantas afectadas se puede producir la caída de flores y cápsulas, o bien las cápsulas son de menor tamaño, maduran antes y producen fibra en menor cantidad y calidad que las plantas sanas. En algunos casos la planta llega a morir.

Un síntoma característico es la coloración castaño-oscuro del tejido vascular, que se puede apreciar al cortar el tallo. Esta coloración también se puede observar en las variedades tolerantes no implicando necesariamente la posterior aparición de los síntomas foliares.

Medidas preventivas:

  • Emplear variedades tolerantes a la enfermedad.
  • Rotaciones con cultivos no susceptibles, aunque es una medida de difícil aplicación debido a la gran cantidad de huéspedes del hongo.
  • Se debe evitar en lo posible el monocultivo de algodón. Realizar una fertilización racional, evitando el exceso de nitrógeno y la deficiencia (o falta de disponibilidad) de potasio.
  • Manejo adecuado del agua, disminuyendo el exceso de humedad, reduciendo la dosis de agua por riego y contando con un drenaje adecuado.
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Glifodes

GLIFODES O POLILLA DEL JAZMÍN, PLAGA DEL OLIVAR

Este insecto está presente de forma generalizada en las comarcas olivareras españolas si bien solo la ocurrencia de altas poblaciones hace necesario adoptar medidas de control. El adulto es una mariposa de color blanco uniforme que alcanza los tres cm de envergadura. Las larvas recién nacidas son de color amarillento, virando a verde brillante a medida que crecen y alcanzando los dos cm de longitud en su máximo desarrollo. Se diferencian de otras larvas defoliadoras del olivo por su tonalidad uniforme y translúcida. Se suceden varias generaciones solapadas, pudiendo encontrarse cualquiera de los estados durante todo el año. No obstante, en invierno su evolución se ralentiza significativamente. La explosión poblacional suele producirse en primavera-verano y en menor medida en otoño, coincidiendo con temperaturas más templadas y un mayor crecimiento vegetativo. Las larvas unen las hojas apicales con sedas y se refugian en su interior para alimentarse de ellas.

En el caso de plantones producen deformaciones y retrasos del crecimiento. En verano, si no hay brotes tiernos, las larvas pueden alimentarse de los frutos, especialmente cuando estos se presentan pareados.

Afecta principalmente a los árboles jóvenes en formación, sobre todo en olivares intensivos o super-intensivos. Durante los primeros años de crecimiento pude provocar daños graves por retraso de crecimiento y dificultad de entutorado. En verano, si no hay brotes tiernos, las larvas pueden alimentarse de los frutos, especialmente cuando estos se presentan pareados.

Si se detecta presencia de esta plaga, es recomendable, no abusar de abonos nitrogenados o del riego, para evitar que aumenten los brotes tiernos.

Fuente: Guía GIP Olivar (Ministerio de Agricultura, Ganaderia y Pesca de España

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Chinche Pestosa

LA CHINCHE PESTOSA, PANDEROLA O PUDENTA VERDE

Esta chinche pentatomida (Nezara viridula) es polífaga y se encuentra tanto en cultivos como en plantas espontáneas. El adulto tiene una coloración predominantemente verde con tres puntos más claros en la base del esculeto. En ocasiones la parte superior del escutelo presenta una coloración clara. Despide un olor intenso, irritante y persistente cuando es molestado, se siente amenazado o es pisado. El olor desagradable proviene de unas glándulas repugnatorias que se abren en la parte ventral del mesotórax, junto a la inserción del tercer par de patas.

Las ninfas son de color negro en los primeros estadíos para después tomar una coloración verde con manchas blancas y rojas. La puesta está formada por huevos de forma cilíndrica agrupados en plastones, son de color amarillo en su inicio virando a una coloración anaranjada según van evolucionando.

La hembra pone los huevos en el envés de las hojas, las ninfas emergidas pasan por 5 estadíos ninfales hasta alcanzar el estado adulto. Por lo general se considera que completa dos o tres generación al año y pasa el invierno en estado adulto refugiada entre restos de vegetación.  Con la llegada de la primavera, los huevos eclosionan y las ninfas se desplazan en busca de alimento.

Los daños son producidos tanto por las ninfas como por los adultos cuando pican en las diversas partes de la planta para alimentarse. Como consecuencia de esta picadura pueden producir desecación o raquitismo en partes tiernas de la planta y en el caso de los frutos puede producir zonas decoloradas e incluso deformaciones en frutos como el tomate.

Fuente: IVIA (Instituto Valenciano de Investigación Agraria)

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Mosquito del Trigo

EL MOSQUITO DEL TRIGO

El “mosquito del trigo” (Mayetiola destructor), especie con mayor presencia en España, son el trigo duro y blando su hábitat principal y en el que la hembra es capaz de realizar mayores puestas. Los daños más graves se registran en las primeras fases del cultivo, hasta el ahijado. Los primeros síntomas son un debilitamiento de la planta. En estados más avanzados del cultivo, el crecimiento se retrasa y se dificulta el llenado del grano, reduciéndose el peso de la espiga. La zona de la planta correspondiente al ataque se debilita y se hace más sensible a la acción del viento, pudiéndose tronchar la caña e imposibilitando la recolección de algunas espigas que caen al suelo.

El adulto de la generación otoñal suele detectarse tras las primeras lluvias. Se acoplan nada más emerger tras lo que la hembra comienza la puesta. Los huevos se disponen alineados con la nervadura en el haz de la hoja. La larva tras emerger repta por el haz, se introduce entre la vaina y el tallo y desciende hasta encontrar un nudo. Tras fijarse comienzan la fase de nutrición; la larva no tiene poder de penetración en el tallo, sino que segrega enzimas que adelgazan la pared del tallo hasta absorber la savia. La pupa es la fase más característica para el diagnóstico de la plaga. La duración del ciclo oscilará por tanto entre 20 días en condiciones óptimas y un máximo de 4 años en condiciones adversas. Dependiendo de la climatología de la zona pueden encontrarse hasta 5 generaciones anuales de la especie.

No existen medidas fitosanitarias efectivas para su control. Esta dificultad de control radica en que esta plaga tiene varias generaciones al año y en la propia biología del insecto que dificulta su control. El adulto y la larva permanecen expuestos a los tratamientos por un periodo de tiempo muy limitado.

Prácticas culturales:

Enterrado de rastrojos a una profundidad de unos 10 centímetros puede reducir la viabilidad de las pupas casi al 100%. Si se retrasa la fecha de siembra las siembras la probabilidad de infestación del campo se reduce. Rotación de cultivos. El abonado puede permitir que las plantas crezcan más vigorosas y no sean tan vulnerables a la plaga.

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Oídio en cereales

OÍDIO EN CEREALES

Esta enfermedad es causada por el hongo, Blumeria graminis. La presencia de este agente se puede encontrar en todas las partes aéreas del cultivo, hojas, tallos y espigas, pero las hojas son normalmente las más afectadas. Los primeros síntomas visibles de esta enfermedad son colonias de micelios y conidias en la superficie de las hojas y demás órganos de la planta. Las pústulas blancas del hongo se desarrollan pronto y rápidamente producen masas de esporas que dan el aspecto de polvillo blanco. Las hojas más bajas son normalmente las infectadas más severamente porque alrededor de ellas la humedad es alta. El tejido del huésped situado bajo el material fungoso se torna clorótico o necrótico y cuando la infección es grave, las hojas mueren. Con el tiempo se desarrollan, en los micelios, estructuras de fructificación (cleistotecios) observables a simple vista.

El hongo necesita una humedad alta pero no agua libre para la germinación de la espora y la posterior infección. El hongo penetra en las células epidérmicas, a continuación, se produce la esporulación sobre la superficie de la planta y los conidios resultantes se dispersan por el viento. Cuando el tiempo es cálido y húmedo, el desarrollo de la enfermedad es rápido. Las lluvias fuertes son desfavorables para la producción de esporas y crecimiento del hongo sobre la superficie de las hojas.

Produce clorosis foliar. El daño producido se debe a la reducción de la capacidad fotosintética. Los cereales afectados por el oídio producen pocas cañas y granos por espiga, además los granos pueden estar vacíos. Si la hoja bandera y la segunda hoja están afectadas, esta enfermedad produce importantes reducciones en la producción del

cultivo.

Medidas preventivas y culturales:

Empleo de cultivares resistentes.

Destrucción de plantas espontáneas.

Destrucción de rastrojos.

Siembras tardías.

Limitar el aporte de nitrógeno.