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Caracoles, plaga secundaria en cítricos

CARACOLES, UNA PLAGA SECUNDARIA EN CÍTRICOS

Foto: Ignacio Limón

Los caracoles terrestres, son considerados una plaga menor en cítricos que solamente causa problemas graves de manera puntual.

Los caracoles son animales hermafroditas. Los adultos del caracol común de jardín realizan alrededor de cinco puestas, de entre 50-100 huevos cada una de ellas, a lo largo del año. Éstas se llevan a cabo principalmente en primavera y otoño, cuando las condiciones ambientales son más favorables. Los huevos son blanco nacarados, esféricos y de unos 4 mm de diámetro. Dos semanas después de la puesta emergen pequeños caracoles que necesitarán algo más de un año para alcanzar la madurez sexual.

Los caracoles pueden atacar a ramas, brotes, hojas y frutos. Los principales daños se dan en plantaciones con árboles jóvenes (de hasta cuatro años), donde pueden afectar de manera importante al desarrollo vegetativo de la planta, y en árboles adultos, cuando los frutos se ven afectados. El síntoma de daño en fruto se caracteriza por la presencia de orificios profundos en la corteza que en numerosas ocasiones llegan a alcanzar la pulpa. El riego por aspersión y manejos de la cubierta vegetal con herbicida crean ambientes favorables para el desarrollo de

estos moluscos.

Los caracoles presentan un máximo de actividad en otoño y primavera, y un mínimo muy marcado durante el verano, cuando la xericidad ambiental es especialmente acentuada. Los caracoles son de hábitos crepusculares y nocturnos. Durante las horas del día buscan refugio en lugares que no reciban la luz directa del sol. Es frecuente encontrar grandes agrupaciones de estos moluscos en los troncos de los cítricos.

Salvo algunas excepciones, los caracoles no suelen ocasionar graves problemas en cítricos.  La poda de aquellas ramas que toquen el suelo suele ser suficiente para el manejo de este fitófago. En caso de incidencias más severas, ésta puede acompañarse del uso de diferentes tipos de barreras que son aplicadas directamente sobre los troncos. Éstos pueden pintarse una vez al año con cal seca. También se utilizan bandas impregnadas de caldo bordelés.

Fuente: Guía Gip Cítricos (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca)