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Earias en Algodón

EARIAS EN ALGODÓN

Este lepidóptero es una plaga de importancia dependiendo de la zona. En ciertas circunstancias ha adquirido relevancia. Los adultos son unas mariposas con una envergadura alar de unos 20 mm y una longitud en reposo en torno a 1 cm, de color verde claro pero que en otoño vira al pardo. Son fáciles de ver por la mañana temprano, posadas en las hojas, a menudo apareadas. Depositan unos huevos de color azul grisáceo y forma semiesférica, de unos 0,5 mm, con una corona en la parte superior. Son depositados aislados, en los tejidos tiernos de la planta, preferentemente en pedúnculos y brácteas. De ellos nacen unas larvas de una coloración muy poco uniforme, con mezcla de colores pardos, verdosos y rojizos, en general oscuros. Lo más característico es la presencia por todo el cuerpo de unas protuberancias en forma de espinas, más evidentes cuanto mayor va siendo la oruga y en especial las torácicas. Su máximo tamaño llega a 15-18 mm. La crisálida se desarrolla dentro de un capullo de seda blanquecina, generalmente en la planta, entre las brácteas, pero también en la hojarasca del suelo.

Su presencia es difícil de detectar en la fase inicial del cultivo (junio), ya que su población no suele alcanzar valores importantes hasta la época de maduración del cultivo, a partir de agosto. El número de generaciones es elevado y suelen estar solapadas.

En la primera época las orugas suelen taladrar el extremo del tallo, introduciéndose en su interior y forzando la brotación de yemas laterales. Este daño no suele revestir gravedad en la actualidad, dado lo limitado de las poblaciones. Con el inicio de la fructificación las larvas prefieren los botones y, sobre todo, las cápsulas pequeñas. Los primeros se secan y caen. En las segundas se aprecia un orificio de forma ovalada y bordes en bisel. Su diámetro es variable con la edad de la larva pero alcanza los 2-3 mm. A menudo la larva penetra totalmente en su interior, donde se alimenta de la fibra y las semillas, que va destruyendo. Para salir utiliza el mismo orificio de entrada. Exteriormente, en ausencia de la larva, resulta muy evidente el orificio de entrada, que además suele ir unido a la presencia de excrementos expulsados por la oruga. Las cápsulas atacadas generalmente se desecan o pudren, no siendo en cualquier caso productivas.

La incidencia de esta plaga se asocia a menudo a situaciones de desequilibrio hídrico. Como método preventivo se debe mantener un adecuado desarrollo vegetativo del cultivo manejando adecuadamente tanto el riego como el abonado.

Fuente: Guía GIP Algodón. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.