Verticilosis en el Algodón

VERTICILOSIS EN EL ALGODÓN

La verticilosis del algodonero es una enfermedad ocasionada por el hongo Verticillium dahliae, el cual puede atacar a numerosas plantas entre las que destacan las hortícolas (tomate, berenjena, sandía, patata, etc) y el olivo. Se puede encontrar en el suelo en forma de micelio y conidias (de persistencia breve), o en forma de microesclerocios (muy persistente de 12 a 14 años). Los microesclerocios se encuentran principalmente en la capa arable, aunque también se han visto a un metro de profundidad.

El óptimo de temperatura para el desarrollo de la enfermedad es de 22-25ºC, las temperaturas nocturnas bajas disparan la enfermedad siempre que las máximas del día no superen los 30ºC. Los microesclerocios germinan y penetran en los tejidos de la planta alcanzando los vasos, sin causar daños aparentes en las raíces. Al morir la planta se producirán nuevos microesclerocios que sólo podrán causar enfermedad en las campañas siguientes.

Los síntomas foliares típicos consisten en marchitez, clorosis marginales o interneviales, y necrosis. Comienzan en las hojas inferiores y progresan hacia arriba. En caso de ataques severos, la defoliación de la planta puede ser casi completa. En las plantas afectadas se puede producir la caída de flores y cápsulas, o bien las cápsulas son de menor tamaño, maduran antes y producen fibra en menor cantidad y calidad que las plantas sanas. En algunos casos la planta llega a morir.

Un síntoma característico es la coloración castaño-oscuro del tejido vascular, que se puede apreciar al cortar el tallo. Esta coloración también se puede observar en las variedades tolerantes no implicando necesariamente la posterior aparición de los síntomas foliares.

Medidas preventivas:

  • Emplear variedades tolerantes a la enfermedad.
  • Rotaciones con cultivos no susceptibles, aunque es una medida de difícil aplicación debido a la gran cantidad de huéspedes del hongo.
  • Se debe evitar en lo posible el monocultivo de algodón. Realizar una fertilización racional, evitando el exceso de nitrógeno y la deficiencia (o falta de disponibilidad) de potasio.
  • Manejo adecuado del agua, disminuyendo el exceso de humedad, reduciendo la dosis de agua por riego y contando con un drenaje adecuado.

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