EL GUSANO CABEZUDO, PLAGA IMPORTANTE DE FRUTALES.
El gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis), se trata de un coleóptero típicamente mediterráneo. Se desarrolla principalmente sobre frutales de hueso: Albaricoquero, melocotonero, cerezo, ciruelo y almendro.
Completa su ciclo evolutivo en dos años. Durante el invierno pueden encontrarse adultos escondidos entre matorrales, piedras y otros refugios y larvas de diferentes tamaños en el cuello y raíces principales del árbol. Al llegar la primavera los adultos invernantes abandonan sus refugios y se dirigen a las copas de los árboles para iniciar su alimentación, preferentemente peciolos de las hojas y brotes tiernos y yemas. A los pocos días pueden localizarse hembras fecundadas que continuarán su nutrición hasta el momento de efectuar la puesta, que se suele producir durante el mes de mayo y se prolonga hasta el mes de agosto.
La ovoposición tiene lugar en el suelo, alrededor del árbol. Las larvas neonatas, se desplazan por el terreno hasta penetrar en el tallo o las raíces, donde permanecen uno o dos años alimentándose de la zona comprendida entre la madera y la corteza, formando galerías. Alcanzando su completo desarrollo, durante los meses de junio, julio y agosto realizan la ninfosis. El árbol se va secando por sectores. Cuando termina de darle la vuelta al cuello, seca totalmente al árbol. En los meses de agosto y septiembre emergen los adultos que hibernarán y realizarán la puesta en la primavera siguiente.
Los síntomas iniciales de su ataque se detectan por las lesiones de los órganos vegetativos de la parte aérea, producidas por los adultos al alimentarse directamente sobre hojas y brotes y también por la presencia en el suelo de las hojas sin pedúnculo.
Las larvas al roer de forma subcortical las raíces principales y el cuello del árbol, impiden el paso de la savia y provocan un debilitamiento progresivo, que se traduce en reducción de la producción y en el caso de ataque graves pueden finalizar con la muerte del árbol.
La pérdida de vigor facilita la instalación de escolítidos y otra serie de parásitos secundarios que colaboran en el desenlace final de la planta. Hojas caídas bajo las ramas del árbol pueden denotar su presencia, ya que, al alimentarse, las corta.