Son aquellos en los que el pericarpio es jugoso, carnoso a veces fibrosos y rodea a las semillas. Normalmente son frutos que dispersan sus semillas a través de los animales (zoocoria), ya que al ingerirlos, las semillas son dispersadas en las heces.
Baya: fruto monocárpico o sincárpico, con el epicarpo generalmente muy delgado y el mesocarpo y el endocarpo carnosos y más o menos jugosos. Por lo común tienen forma redondeada o elipsoidal y, a menudo, colores llamativos por lo intensos.
Drupa: a partir de flores frecuentemente con un sólo carpelo o a veces varios carpelos soldados, que en la madurez contienen casi siempre una única semilla, pero está rodeada por una cubierta leñosa y dura (endocarpo) que vulgarmente recibe el nombre de hueso. Normalmente proceden de un ovario súpero (melocotonero, cerezo, ciruelo, etc) pero puede provenir también de uno ínfero y sincárpico (nogal, coco, etc.)
Hesperidio: nombre con que se designa al fruto de los cítricos. Es un fruto sincárpico procedente de un ovario súpero constituido generalmente por diez carpelos cerrados, con el epicarpo rico en esencia y delgado, el mesocarpo de consistencia fungosa y el endocarpo membranoso, revestido en su interior de numerosos tricomas repletos de jugo, que constituyen la parte comestible del fruto.
Pepónide: fruto sincárpico procedente de un ovario ínfero, de tres a cinco carpelos, carnoso, con las placentas tan desarrolladas que llegan hasta la pared carpelar, propia de la familia cucurbitáceas. La parte del epicarpo suele endurecerse en mayor o menor medida. No hay un desarrollo del hipanto, sino que éste contribuye a formar la cubierta endurecida.
Trima: fruto drupáceo, con el epicarpo y el mesocarpo carnosos, al final más o menos desjugados, que constituyen una cáscara dehiscente de manera irregular.