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Gusanos del Alambre en el Algodón

Los conocidos como gusanos de alambre son las larvas de unos coleópteros de la familia Elateridae. La especie más frecuentemente encontrada en los algodoneros de España suele ser Agriotes curtus, siendo una plaga por lo general de reducida incidencia.

Los adultos son de colores oscuros, forma alargada con el final del abdomen más estrecho y un tamaño medio de 11×3,5 mm. Es característica su forma de saltar cuando se encuentran con las patas hacia arriba, produciendo un chasquido. Los huevos son de color blanco y forma esférica. Las larvas neonatas son blancas, traslúcidas y muy delicadas. Posteriormente se van quitinizando y toman colores pardos que al final de su desarrollo vira al amarillo. Su cuerpo es largo y delgado, formado por anillos muy evidentes, de gran rigidez y dureza. Los adultos aparecen entre mediados de marzo y finales de abril.

Los huevos son depositados en grupos el interior del suelo. Tanto en este estado como en el de larva neonata, son muy sensibles al calor y a la sequía, por lo que prefieren terrenos húmedos y cubiertos de vegetación. Las larvas pequeñas tienen una distribución agregativa que va desapareciendo con su desarrollo. La duración de este estado es muy variable, estimándose entre 1 y 5 años, durante los que la larva se desplaza en el interior del suelo, subiendo o bajando en función de los ciclos de humedad/sequía y frío/calor.

Los daños son provocados por las larvas, las cuales se alimentan de las raíces y del tallo, pudiendo llegar a taladrarlo y dándole un aspecto deshilachado. Todo ello se traduce en la muerte de las plántulas, a menudo en rodales y siendo en general fácil encontrar las larvas cerca de las plántulas muertas, en el nivel de suelo donde se encuentre la humedad.


Medidas de prevención:

Mantener la parcela libre de vegetación espontánea con suficiente anterioridad a la siembra. Los ataques son más frecuentes cuando el cultivo previo corresponde a cereal de invierno o a cultivos establecidos, en general aquellos que no se labran en primavera.


Fuente: Guía GIP Algodón. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.

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Fauna Auxiliar

Orius en algodonero

ORIUS, FAUNA BENEFICIOSA EN EL ALGODONERO

Este es el género de auxiliares más importantes del algodonero en España. De las especies detectadas: O. albidipennisO. niger y O. laevigatus, esta última es la principal.

El adulto es una “chinche” (heteróptero) de color negro con la base de las alas plateadas, su forma es ovoide, oscilando de 1,5 a 2,5 mm. Los huevos los depositan insertos en los tejidos apreciándose tan sólo el opérculo de 0,1 mm. Las ninfas presentan una coloración inicialmente amarillenta para pasar a anaranjada y finalmente acercarse al marrón de los muñones alares.

Suelen aparecer en el cultivo en junio, asociados a la primera generación de heliotis, pudiendo en ese caso llegar a desarrollar 2 generaciones en el algodonero. Son muy polífagos, pudiendo controlar las poblaciones de araña roja y heliotis, de cuyos huevos son grandes depredadores. Su papel en el control de este último es en la actualidad fundamental, siendo muy importante la limitación de las poblaciones de earias, mosca blanca, trips, chinches fitófagas,…

Fuente: Laboratorio de Sanidad Vegetal de Sevilla (Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio rural)

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Prodenia en Algodón

PRODENIA EN ALGODÓN

El adulto es una mariposa de hábitos nocturnos. Posee unas alas de dibujo variegado sobre fondo gris y pardo, con aspecto geométrico y destacando una mancha en forma de «4» de color blanquecino. Las alas posteriores son blancas traslúcidas. Los huevos son depositados en forma de ooplacas de numerosas unidades, cubiertos de borra de color pardo. Las larvas tienen una coloración que va del pardo claro al gris casi negro, jalonado de manchitas blancas. El aspecto general es aterciopelado, llegando a ser su tamaño máximo de 3,5 cm. Crisalidan ligeramente enterradas en el suelo, dentro de una cápsula terrosa.

Es una especie de hábitos migratorios, lo que explica en parte las grandes invasiones que se producen ocasionalmente y que hace unos años la hacían tan temida. Incluso las larvas, principalmente en estados avanzados, presentan una notable capacidad de desplazamiento entre parcelas. En regiones más cálidas el ciclo no se detiene en invierno, pero en Andalucía Occidental lo pasa como crisálida enterrada. Al llegar la primavera (abril) aparecen los primeros adultos que se desarrollan sobre diferentes cultivos y vegetación espontánea.

Los huevos son depositados preferentemente en el envés de las hojas de plantas espontáneas o cultivadas. Las larvas neonatas mantienen un comportamiento gregario, pero van dispersándose al irse desarrollando. Si las poblaciones son altas se suelen ver las larvas desplazándose por el suelo. Es una especie muy polífaga, citada sobre gran diversidad de cultivos. Las parcelas de algodón no suelen verse afectadas antes del final de la campaña, desde principios de septiembre.

Las orugas se alimentan, en todos sus estados, de las hojas de algodón. Su daño pues se traduce en una defoliación, siendo muy raro el ataque a los órganos fructíferos.

De los hábitos de este insecto se deduce la conveniencia de no alargar innecesariamente el ciclo del cultivo, prestando atención a una fertilización apropiada y al momento de dar el último riego. La presencia de malas hierbas en el algodón o las lindes actúa como atrayente, desplazándose posteriormente al cultivo.

Fuente: IFAPA. Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural (Junta de Andalucía).

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Abutilon

ABUTILON, MALA HIERBA PROBLEMÁTICA EN ALGODÓN

Planta Malvacea anual de origen americano e introducida en la década de los ochenta en diversas comarcas españolas de regadío. Preferencia por suelos ricos, con humedad, siendo más frecuente en suelos limosos. Infesta diversos cultivos de regadío, principalmente herbáceos.

Morfología: Cotiledones acorazonado-redondeados, de borde liso, sin la hendidura que presentan los del algodonero, de los que también se diferencian por presentar un verde más claro. Hojas acorazonadas. Planta completamente cubierta por pelos sedosos, ya desde el estado de cotiledones, mientras que el algodonero no presenta pelos. Sobrepasa normalmente 1 m de altura, pudiendo alcanzar los 3 m en cultivos de porte alto. Flores amarillas. Frutos en forma de coronas puntiagudas. Semillas pardo-negruzcas, acora-zonadas.

Germinación temprana, a partir de marzo, siendo ésta escalonada a lo largo de la primavera. Produce más de 1000 semillas por planta. Dispersión por las semillas, a través del agua, ya que los frutos flotan, y también a través del pienso y el estiércol. En algunos casos, su introducción en áreas donde era desconocido se atribuye al empleo de semillas de cultivos contaminadas con estas semillas. La mayoría de las semillas se encuentran en reposo en el suelo, pudiendo permanecer en este estado hasta 50 años.

Escapa a las aplicaciones de herbicidas en algodón y otros cultivos por su emergencia escalonada o por la tolerancia a los herbicidas empleados. Son necesarias 2-3 escardas manuales o mecánicas para un control eficaz. Su arranque manual es dificultoso y si al cortar las plantas están muy desarrolladas, pueden rebrotar de raíz. Ante la problemática comentada, es muy recomendable llevar a cabo medidas preventivas, como son:

Escarda de las plantas emergidas en la parcela antes de que fructifique.

Vigilancia y control de ribazos y bordes de canales.

Rotaciones de cultivos, teniendo en cuenta que resulta favorecida por los cultivos primaverales y es sensible al corte y la siega.

Fuente: IFAPA. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de Andalucía.

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Earias en Algodón

EARIAS EN ALGODÓN

Este lepidóptero es una plaga de importancia dependiendo de la zona. En ciertas circunstancias ha adquirido relevancia. Los adultos son unas mariposas con una envergadura alar de unos 20 mm y una longitud en reposo en torno a 1 cm, de color verde claro pero que en otoño vira al pardo. Son fáciles de ver por la mañana temprano, posadas en las hojas, a menudo apareadas. Depositan unos huevos de color azul grisáceo y forma semiesférica, de unos 0,5 mm, con una corona en la parte superior. Son depositados aislados, en los tejidos tiernos de la planta, preferentemente en pedúnculos y brácteas. De ellos nacen unas larvas de una coloración muy poco uniforme, con mezcla de colores pardos, verdosos y rojizos, en general oscuros. Lo más característico es la presencia por todo el cuerpo de unas protuberancias en forma de espinas, más evidentes cuanto mayor va siendo la oruga y en especial las torácicas. Su máximo tamaño llega a 15-18 mm. La crisálida se desarrolla dentro de un capullo de seda blanquecina, generalmente en la planta, entre las brácteas, pero también en la hojarasca del suelo.

Su presencia es difícil de detectar en la fase inicial del cultivo (junio), ya que su población no suele alcanzar valores importantes hasta la época de maduración del cultivo, a partir de agosto. El número de generaciones es elevado y suelen estar solapadas.

En la primera época las orugas suelen taladrar el extremo del tallo, introduciéndose en su interior y forzando la brotación de yemas laterales. Este daño no suele revestir gravedad en la actualidad, dado lo limitado de las poblaciones. Con el inicio de la fructificación las larvas prefieren los botones y, sobre todo, las cápsulas pequeñas. Los primeros se secan y caen. En las segundas se aprecia un orificio de forma ovalada y bordes en bisel. Su diámetro es variable con la edad de la larva pero alcanza los 2-3 mm. A menudo la larva penetra totalmente en su interior, donde se alimenta de la fibra y las semillas, que va destruyendo. Para salir utiliza el mismo orificio de entrada. Exteriormente, en ausencia de la larva, resulta muy evidente el orificio de entrada, que además suele ir unido a la presencia de excrementos expulsados por la oruga. Las cápsulas atacadas generalmente se desecan o pudren, no siendo en cualquier caso productivas.

La incidencia de esta plaga se asocia a menudo a situaciones de desequilibrio hídrico. Como método preventivo se debe mantener un adecuado desarrollo vegetativo del cultivo manejando adecuadamente tanto el riego como el abonado.

Fuente: Guía GIP Algodón. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.

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Heliotis en Algodón

HELIOTIS (Helicoverpa armígera), EN EL ALGODÓN

Este lepidóptero es la principal plaga del algodonero y su incidencia puede ser limitante para la producción. Aunque presenta preferencia por este cultivo, también afecta a la vegetación espontánea y a otros cultivos de la zona: tomate de industria, maíz, girasol, garbanzo, … Las larvas presentan varias filas de tubérculos oscuros y una coloración muy variable, con tonos verdes, pardos y oscuros y a partir de la 2ª edad le aparecen bandas longitudinales de distintos tonos. Su tamaño alcanza los 3 cm y finalmente crisalidan enterradas en el suelo.

En la zona algodonera inverna enterrada en forma de crisálida en diapausa. Los adultos emergen hacia la segunda quincena de abril afectando una primera generación a la vegetación espontánea y a cultivos como el garbanzo o el tomate de industria. En el algodón aparece posteriormente, a principios de junio, en función de la fenología, conforme surgen los primeros botones florales y en este cultivo se producen 3 generaciones, cada una de las cuales dura alrededor de un mes. El periodo crítico abarca pues desde unos días antes de la aparición del primer botón hasta la apertura de cápsulas.

Los huevos son depositados preferentemente en el haz de las hojitas tiernas, aunque también se encuentran en otros órganos. La larva neonata se alimenta fundamentalmente de botones los cuales amarillean, se abren sus brácteas y se caen. Las larvas mayores atacan a cápsulas, en las que se aprecia un orificio por el que se introducen, a menudo parcialmente. Estas cápsulas no llegan a abrirse.

Medidas de prevención: Realizar la siembra en fechas similares al entorno y evitar el excesivo desarrollo vegetativo manejando adecuadamente tanto el riego como el abonado.

Medios biológicos: Respetar y fomentar las poblaciones naturales de Orius spp. y otros auxiliares como Chrysoperla carnea, Nabis spp… Para ello es conveniente que existan poblaciones soportables de otras plagas de anterior aparición, como araña roja, trips, pulgones, … Así como no emplear en la fase inicial del cultivo sustancias activas que perjudiquen a los insectos auxiliares.

Fuente: Guía GIP Algodón. MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACION Y MEDIO AMBIENTE

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Verticilosis en el Algodón

VERTICILOSIS EN EL ALGODÓN

La verticilosis del algodonero es una enfermedad ocasionada por el hongo Verticillium dahliae, el cual puede atacar a numerosas plantas entre las que destacan las hortícolas (tomate, berenjena, sandía, patata, etc) y el olivo. Se puede encontrar en el suelo en forma de micelio y conidias (de persistencia breve), o en forma de microesclerocios (muy persistente de 12 a 14 años). Los microesclerocios se encuentran principalmente en la capa arable, aunque también se han visto a un metro de profundidad.

El óptimo de temperatura para el desarrollo de la enfermedad es de 22-25ºC, las temperaturas nocturnas bajas disparan la enfermedad siempre que las máximas del día no superen los 30ºC. Los microesclerocios germinan y penetran en los tejidos de la planta alcanzando los vasos, sin causar daños aparentes en las raíces. Al morir la planta se producirán nuevos microesclerocios que sólo podrán causar enfermedad en las campañas siguientes.

Los síntomas foliares típicos consisten en marchitez, clorosis marginales o interneviales, y necrosis. Comienzan en las hojas inferiores y progresan hacia arriba. En caso de ataques severos, la defoliación de la planta puede ser casi completa. En las plantas afectadas se puede producir la caída de flores y cápsulas, o bien las cápsulas son de menor tamaño, maduran antes y producen fibra en menor cantidad y calidad que las plantas sanas. En algunos casos la planta llega a morir.

Un síntoma característico es la coloración castaño-oscuro del tejido vascular, que se puede apreciar al cortar el tallo. Esta coloración también se puede observar en las variedades tolerantes no implicando necesariamente la posterior aparición de los síntomas foliares.

Medidas preventivas:

  • Emplear variedades tolerantes a la enfermedad.
  • Rotaciones con cultivos no susceptibles, aunque es una medida de difícil aplicación debido a la gran cantidad de huéspedes del hongo.
  • Se debe evitar en lo posible el monocultivo de algodón. Realizar una fertilización racional, evitando el exceso de nitrógeno y la deficiencia (o falta de disponibilidad) de potasio.
  • Manejo adecuado del agua, disminuyendo el exceso de humedad, reduciendo la dosis de agua por riego y contando con un drenaje adecuado.
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Pulgones en el Algodón

PULGONES EN EL ALGODÓN

La especie de pulgón que afecta por lo general a este cultivo y a la que se refiere la siguiente información, es Aphis gossypii. Ocasionalmente pueden presentarse otras especies como A. craccivora y en menor medida A. fabae, Myzus persicae o Macrosiphum euphorbiae.

A. gossypii es una especie de distribución mundial que afecta a muchas especies cultivadas y espontáneas. Son individuos de forma ovoide y tamaño entre 0,9 y 1,8 mm, no presentando esclerificación dorsal. Su coloración es muy variable: amarillo, verde oscuro e incluso casi negro mate, dándose a menudo una amplia gama incluso en la misma colonia. Los cornículos son de color oscuro, siendo la cauda algo más clara que éstos.

Los daños directos son debidos a su alimentación y se traducen en un debilitamiento de la planta y la deformación de las hojas. Estos daños son especialmente graves en el primer periodo. En caso de fuerte infestación, puede producirse la defoliación de las plantitas y en cualquier caso el crecimiento se ralentiza, con el consiguiente retraso.

Los daños indirectos son ocasionados por otros agentes. Como consecuencia de la alimentación los pulgones producen melaza que puede manchar la fibra, originando la denominada “fibra pegajosa”. Además, sobre esta melaza se asientan los hongos de la “negrilla” impidiendo la fotosíntesis y la respiración y oscureciendo la fibra.

Medidas de prevención y/o culturales:

  • Evitar el excesivo desarrollo vegetativo del cultivo realizando una fertilización equilibrada.
  • Respetar y fomentar las frecuentemente elevadas poblaciones naturales de coccinélidos (Coccinella setempunctata, Hippodamia variegata y otros) y otros auxiliares como Chrysoperla carnea, sírfidos, cecidómidos, himenópteros parásitos.

Fuente: Guía GIP Algodón. Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente.